Primera experiencia en un consejo escolar (aunque ficticio)


Como alumna ya intuía que los consejos escolares no eran fáciles. Ahora, aunque los haya experimentado ficticiamente, he comprobado que mis suposiciones eran ciertas.

Os cuento el experimento. El IES Marie Skłodowska nació con la mejor intención: ser un centro de enseñanza excelente. El problema vino al definir el ideario. 

Será por mis antecedentes científicos por lo que me gustaría una educación lo más aséptica posible. Por supuesto que el desarrollo en el instituto incluye razonar aspectos de la sociedad más avanzados. Por ejemplo, la permisividad en ciertos temas respecto a la disciplina severa, la reflexión sobre temas cuanto menos delicados como el aborto o la eutanasia, etc. Pero para mí, entrar en calificativos o defensas dentro de una clase podría considerarlo como adoctrinamiento.

Suena horrible, ¿no? El profesor, sobre todo los de historia y filosofía, se mueven en un terreno pantanoso. Aunque traten de ser lo más objetivos posibles, hay temas que no se pueden separar de las convicciones de uno mismo, por lo que explicarlos de manera neutra me parece cuanto menos dificilísimo. 

Para enfrentarnos a este problema se me ocurre trabajar sobretodo la empatia. En esta vida no todo es blanco o negro, la gama de grises es inmensa. Por lo que entender qué lleva a otra persona a pensar de otro modo y comprender sus motivaciones por cada razón que tenga para mi argumento se presenta como la alternativa más lógica. 

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