Cómo podría ser la educación en el 2030

Al ritmo al que avanza la sociedad actual es imposible predecir nada. Pero puestos a imaginar, soñemos.
Que la tecnología va a tener un papel fundamental es obvio. Ya se está abriendo paso ahora. Pero en un futuro puede que el avance sea tal que este vídeo se convierta en realidad. Aunque tiene un toque utópico, los cambios que nos ha traído internet en este decenio han sido inconmensurables, por lo que la realidad futura aquí presentada no creo que se aleje tanto de la realidad.
A este respecto tengo que añadir que yo ya me beneficié de las nuevas tecnologías. Recuerdo utilizar pizarras inteligentes en clase de matemáticas y de inglés. En la primera asignatura nos sirvió para poder jugar con estructuras y gráficas más fácilmente, lo cual me ayudó en gran medida a visualizar conceptos. En el caso de inglés, la pizarra inteligente se convirtió en una herramienta para conseguir interesarnos por el idioma. Recuerdo jugar al pictionary, a pasapalabra o a los desafios que nos preparaba la profesora. Con ello consiguió llevar a cabo todas las estrategias de aprendizaje que me han enseñado en este máster. 

Por tanto, la escuela del futuro me la imagino tecnológica. Los libros electrónicos sustituirán a los de papel. Yo a eso no le tengo ningún medio (¿soy valiente o insensata?). Es más, me enorgullezco de no usar prácticamente nada de papel actualmente. Las nuevas tecnologías me permiten no tener que arrastrar papeles (y perderlos) por todos los rincones. Aunque también he de añadir que me costó un poco adaptarme a leer en pantalla, pero ahora no lo cambio por nada. 

Desde mi formación en ciencia, también creo que los ordenadores nos permitirán focalizar el aprendizaje en el planteamiento del problema y evitar así errores en la resolución. En el colegio me enseñaron a hacer raíces cuadradas a mano, en el instituto a integrar y derivar a mano... en todos estos casos, siempre que he necesitado hacer uso de estas técnicas he recurrido o a calculadoras o a ordenadores. No me malinterpretéis, por supuesto que aprender de dónde vienen las cosas o y por qué se hacen es importante. Pero para mí que el 70% del tiempo que se utiliza en resolver un problema sea en procedimientos tradicionales que son tan fáciles con otras herramientas no tiene mucho sentido. 

Y por último, en cuanto al componente social, me gustaría que la escuela del futuro fuese un lugar de convivencia. Como vimos a principio de este blog, las ciencias sociales han vuelto a resurgir, a tener peso en las grandes empresas. Por lo que cabría esperar que la escuela mantenga este ambiente de inclusión social, no solo por 10 años, sino por siglos. 

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